jueves, 26 de enero de 2017

El claro en el bosque: Lakoff y Heidegger

Según nuestros fines, podemos percibir las cosas del mundo como si fueran recipientes o como si no lo fueran. Podemos por ejemplo, concebir un claro del bosque como un recipiente y a nosotros mismos dentro del claro o fuera de él.

Metáforas de la vida cotidiana. 24, Verdad
G. Lakoff y M. Johnson

Desconozco si Lakoff incluyó este ejemplo en referencia directa a la metáfora de la verdad desvelada o aclarada de Heidegger; desde luego, lo parece.

El claro es una abertura de la verdad, un clarear del ser, un descubrimiento descrito como desvelamiento paradójico: desaparece el bosque en el claro y se nos aparece su ser, pues sólo en el claro vemos el bosque. El claro nos hace visible la naturaleza el bosque, la verdad del bosque oculta en la espesura. Sí, lo que vemos en el claro es lo que el bosque oculta, pero sólo accederemos a esta verdad a través de la fuerte impresión de la belleza. La experiencia estética que suspende la percpeción es la clave para acceder a la comprensión. La luz del claro nos conmueve y nos enseña, nos alumbra. Al internarnos de nuevo en el bosque, advertiremos su verdad en cada resquicio. 

Heidegger es un filósofo oscuro, cerrado, ininteligible la mayor parte del tiempo. No importa, hay que conducirse por él como a través de un bosque. Y no importa que lo escrito sea o no comprensible, ni siquiera que sea o no absurdo, tan solo importa que sea conmovedor, en algún punto. Si no te conmueve, olvídalo, no te enseñará nada.

Lakoff convierte el claro del bosque en un recipiente para nosotros. En él la metáfora es sustantiva. Nos dice: no usas la metáfora, te instalas en ella. Puedes creer que una metáfora es una simple herramienta, pero si eres martillo, solo verás clavos. Todo lo que en Heidegger es resbaladizo y espeso, en Lakoff es firme y sutil. Heidegger pinta sombras, Lakoff dibuja con línea clara. Es una cuestión de estilo. 

Yo adoro la línea clara: parece simple, lo es, carece de matiz, es accesible. La línea clara no es como el bosque, no es temible, no es exigente, apenas require esfuerzo, y por este motivo resulta frágil y peligrosa.

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