lunes, 6 de mayo de 2019

Conversaciones con Jean-Paul Sartre. Simone de Beauvoir

Jean-Paul Sartre.- ..porque yo me remitía a mis guías, que eran los hombres célebres de antaño, veían que no llegaban a ser alguien antes de los treinta años. todo lo referente a las vidas de Victor Hugo, de Zola, de Chateubriend, era muy importante para mí aunque no sentía mucho entussiasmo por Chateubriand. esas vidas se sintetizaban para producir una vida que debería ser la mía. Mi comportamiento era realmente un calco de esos modelos y pensaba que me dedicaría un poco a la política a los cincuenta años.

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Simone de Beauvoir.- ..En primer lugar, ¿cómo pasó usted de la idea de súperhombre a la idea de un cualquiera? Y, sin hacer trampas, ¿qué significa para usted la idea de ser un cualquiera?

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Simone de Beauvoir.- ¿Puede explicarme qué relación había para usted entre el hecho de escribir de una manera comprometida, para sus contemporáneos, y la opinión de la posteridad?
Jean-Paul Sartre.- Cuando se hace literatura comprometida, uno se preocupa de problemas que no tendrán sentido dentro de veinte años y que conciernen a la sociedad actual. Si uno tiene cierta influencia y plantea bien el problema, uno logra su propósito, haciendo actuar a la gente, haciendo que considere las cosas desde su punto de vista. El punto de vista de la posteridadsolo existirá cuando el problema haya sido resuelto, bien o mal, y no precisamente por el escritor mismo. Puesto que el caso ha sido resuelto, hay una manera de examinar la obra veinte o treinta años después, ¡desde un punto de vista estrictamente estético!

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Jean-Paul Sartre.- ...Hay algo que siempre he pensado, que describí en La nausea: es la idea de que uno no tiene experiencia, de que uno no envejece; una lenta adición de acontecimientos, de experiencias que poco a poco crean un carácter, es uno de los mitos de fines del siglo pasado y del empirismo. No creo que eso exista de veras; no hay detrás de mí una vida, una experiencia que yo pueda transformar en sentencias, en fórmulas, en maneras de ser. Por consiguiente, en la medida que no creo tener experiencia, en la medida que mi cuerpo se encuentra bien, soy, ahora que cumpliré setenta años, el mismo que cuando tenía treinta.
Simone de Beauvoir.- No obstante. su cuerpo no está tan bien como a los treinta.
J-P.S. - No está tan bien. 
S. de B.- Por ejemplo, le cuesta mucho trabajo andar. 
J-P.S.- Sí, y también ver. 
S. d B.- Se ve obligado a tomar medicinas.
J-P.S.- Sí, pero me he adaptado rápidamente; por ejemplo, apenas veo pero no me molesta, me las arreglo, ya no veo bien su rostro, en este momento no lo veo en absoluto, pero no me entristezco; lo veo de otra manera en otras circunstancias. Sé guiarme más o menos; veo, en líneas generales, lo que representan los objetos, a qué distancia están de mí y eso es suficiente para guiarme. Tal como soy actualmente no me siento mal y no me causa tanta pena saber que mi estado es anormal. 

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Jean-Paul Sartre.- ...Sí algo de eso hubo. Me sentía otra cosa que un niño mimado y mono; eso no correspondía en absoluto a lo que yo quería ser. Los adultos no eran monos, a excepción de mi abuelo, que era un hombre guapo. M. Simoneau, por ejemplo, o los otros, eran muy feos. Me imaginaba que en el futuro sería como ellos.

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Jean-Paul Sartre.- ...No es que el socialismo engendre la libertad; por el contrario; en las formas que conocemos, la niega, se apoya en una solidaridad que nace de la necesidad. Por ejemplo, la conciencia de clase de la calse obrera no es una conciencia libre. Es la conciencia de una clase oprimida y violentada por otra clase, la burguesa. Por consiguiente, no aparece como libre. Aparece como producida por una situación desesperada.

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Simone de Beauvoir.- ¿Esa revista la fundó en parte para tomar partido en la lucha política?
Jean-Paul Sartre.- No exactamente; más bien para mostrar la importancia en todos los planos de los acotecimientos de la vida cotidiana y de la vida colectiva: diplomática, política, económica, etc. Se trataba de mostrar que todo acontecimiento tenía diferentes estratos y que cada uno de ellos era un sentido del acontecimiento; el mismo sentido cambia, por otra parte, de estrato a causa de lo que, en ese estrato, está en juego. La idea principal era señalar que en la sociedad todo se manifiesta en múltiples facetas y que cada una de esas facetas expresa, a su manera, pero de una manera completa, un  sentido que es el sentido del acontecimiento.

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Jean-Paul Sartre.- ...Eso se debía a la guerra y a la preguerra, se debía a la atmósfera burguesa, republicana, de mi familia. Y adquirí muy pronto la idea de que la vida de un hombre debía desarrollarse así: uno no es político al principio, y luego, hacia los cincuenta, se vuelve político, como Zola, por ejemplo, que hizo política en el momento del caso Dreyfus.
Simone de Beauvoir.- Pero es idea ¿de dónde venía?
J-P.S.- Venía de mi identificación con la vida de los escritores. la vida de os escritores era presentada como una juventud, luebo una etapa media en la que realizaban su obra y una etapa más tardía en la que se comprometían con la política como escritores e intervenían en los asuntos del país...
S. d B.- Decadencia y apoteósis a la vez.

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Jean-Paul Sartre.- ...Un hombre era algo muy curioso. Eso se me manifestó poco a poco. Era a la vez, un serperdido en el mundo y, por onsiguiente, rodeado de mundo por todas partes, como prisionero. Y al mismo tiempo era un ser que podía sintetizar ese mundo y verlo como su objeto, al encontrarse frente al mundo y fuera de él. Ya no estaba dentro del mundo, estaba fuera. Es esa conexión del fuera y el dentro lo que constituye el hombre. ¿Entiende lo que quiero decir?
Simone de Beauvoir.- Sí, muy bien.

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Simone de Beauvoir.- ...pero, qué beneficio le ha aprortado el hecho de no creer en Dios?
Jean-Paul Sartre.- ...Y además, mis relaciones con los otros son directas, no pasan por la intermediación del Todopoderoso...Es una relación directa de hombre a hombre, no tengo necesidad alguna de pasar por el infinito...
S. d B.- Usted piensa quye la primera desalienación del hombre es, en primer lugar, no creer en Dios.
J-P.S.- Absolutamente.


Conversaciones con Jean-Paul Sartre. Simone de Beauvoir
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sábado, 4 de mayo de 2019

Un diálogo sobre el Poder y otras conversaciones. Foucault.

Deleuze.- ..la represión policíaca es tanto más viva cuanto menos necesidad hay de jóvenes en el mercado de trabajo.
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Deleuze.- ...¡no, las masas no fueron engañadas, en determinado momento desearon el fascismo!
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Foucault.- ...Las mujeres, los preisioneros, los soldados de quinta, los homosexuales, han entablado en este momento una lucha específica contra la forma particular de poder, de coacción que sobre ellos se ejerce. Y estos movimientos están ligados al propio movimiento revolucionario con la condición de que sean radicales, sin compromiso ni reformismo, sin tentativas para habilitar el mismo poder con un simple cambio de titular
Un diálogo sobre el poder. Gilles Deleuze/Michel Foucault. 1972


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Victor.- El primer pacto con el diable de las organizaciones obreras fue haber puesto como condición de admisión el hecho de pertenecer a un oficio; esto es lo que ha permitido a los primeros sindicatos ser corporaciones que excluían a la masa de los obreros no especializados.
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Foucault.- .. Hay dos formas a las que este revolucionario no deberá obedecer en ningún caso: la burocracia y el aparato judicial; así como no debe haber burocracia no debe tampoco haber tribunal; el tribunal es la burocracia de la justicia. Si burocratizas la justicia popular, le das forma de tribunal.
Victor.- ¿Cómo la normalizas entonces?
Foucault.- Voy a contestarte con un desaire, sin duda: está por inventar... ..Las masas encontrarán la manera de arreglar el problema...
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Sobre la justicia popular. Pierre Victor/Michel Foucault. 1972

martes, 30 de abril de 2019

Hay que quemar a Sade? (En los tiempos que corren)

El joven Sade no tiene nada de revolucionario, ni siquiera de rebelde. Está totalmente dispuesto a aceptar la sociedad tal como es. Sometido a su padre hasta el punto de recibir de él, a los veintitrés años, una esposa que no le complacía, no considera otro destino que aquel al que está por herencia destinado. será esposo, padre, marqués, capitán, sñor de un castillo, teniente general. No desea en absoluto rebubciar a los privilegios que le aseguran su rango y la fortuna de su mujer. Sin embargo, no puede tampoco satisfacerse con ello. Se le ofercen ocupaciones, cargos, honores: ninguna empresa, nada que le interese, que le diviera, que le excite; no quiere ser solamente ese personaje público cuyas convenciones y cuya rutina ordenan todos los gestos, sino también un individuo vivo. No hay más que un lugar donde éste pueda afirmarse, y ése no es el lecho, en el que Sade es acogido demasiado fatalmente por una esposa mojigata, sino la casa tapiada donde compra el derecho a dar rienda suelta asus sueños. Esto es algo común a los aristócratas de su tiempo. Vástagos de una clase en declive que hasta hace pocohan detentado un poder concreto pero que no posee ya ninguna posesión sobre el mundo, intenta resucitar simbólicamente la condición de la que guardan nostalgia: la de déspota feudal, solitario y soberano. Las orgías del duque de Charolais, entre otras, eran célebres y sangrientas. Es de esta ilusión de soberania de la que Sade, también él, tiene sed. «¿qué se desea cuando gozamos? Que todo lo que nos rodea se ocupe sólo de nosotros, que no piense más que en nosotros, que no cuide más que de nosostros [...] en absoluto es hombre quien no quiera ser déspota cuando f...». La embriaguez de la tiranía conduce inmediatamente a la crueldad, pues el libertino, maltratando al objeto que le sirve, «comprueba todos los encantos de los que disfruta un individuo vigoroso al hacer uso de sus fuerzas; domina, es tirano».

El goce no comporta ni cambio, ni don, ni reciprpocidad, ni gratuita magnificencia: su despotismo es el de la avaricia que escoge aniquilar lo que no puede asimilar.

Simone de Beauvoir. ¿Hay que quemar a Sade?


martes, 12 de febrero de 2019

PPP. Escritos corsarios.

Ningún home político, intelectual ou científico querería endexamáis renunciar nin tan sequera á máis pequena das características que fan deles o que son. Considérase irrecuperable para outras formas de vida; é máis, considera esta irrecuperabilidade coma o seu dereito máis sagrado. Incluso un delincuente, un bandido, un toxicómano -cando pasaron un certo límite- senten o desesperado dereito, mesmo a custa do seu sufrimento, a ser eles mesmos. 
Pier Paolo Pasolini. 1973. Escritos Cordarios. 

jueves, 7 de febrero de 2019

17. Los muchos libros y el desorden del mundo.

Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.



Marco Tulio Cicerón?




No sé si la cita es cierta, pero no hay duda que es correcta, pues le va al personaje. Al fin y al cabo la cita es un argumento de autoridad. Sin ese recurso a la autoridad, la cita se queda en greguería, en ingenio, en ociosidad, en sofisma.


Al parecer, los filósofos chinos intentaban hacer pasar sus propios sofismas como citas de los antiguos. El propio Confucio se presentaba como restaurador de los usos de la dinastía Zhou, ya olvidados o incomprendidos. Así, como trascriptores o como intérpretes, los sabios añadían y corregían las fuentes a su parecer. En nombre del nombre del sabio milenario, aseguraban su propia inmortalidad. En la tradición europea ese camino resulta humillante, impensable. Poner la propia obra a nombre de otro sería como vender el alma. No hay nada peor que para un autor que el ser confundido como otro. La cuestión del plagio adopta así perspectivas opuestas. Para nosotros comete plagio quien pretende hacer suya la obra de otro; desde el otro punto de vista, en cambio, eso sería el mayor servicio. ¿Qué más podríamos desear que un pensamiento propio sea asumido por entero por otra, que nuestro ser sea personificado en otra persona? ¿No ése el acto de obediencia supremo? ¿Acaso no se convertiría esa persona, totalmente identificada con nosotros, en nuestra perfecta hija?
En realidad,lo que la cita de Marco Tulio (verdadera o falsa) condena es que los hijos deseen otra fama más allá que la que sus propios padres les dejan en herencia. A mí me gustaría pensar que la cita no es de Cicerón, sino de algun discípulo suyo que la atribuyó al maestro.

A menudo se presenta a Cicerón como un defensor de la República romana, contrario al despotismo de César y al Imperio, pero no es verdad. En Cicerón mucho más que en César anida el deseo de Imperio. César era el genuino ciudadano de la República y lo que deseaba sobre todo era ser el mejor de los romanos. césar perseguía la grandeza. Cicerón era un conservador, como Confucio; ambos querían orden.