En general, se trata de controlar o de excluir a quienes parecen representar un peligro para la "comunidad sagrada".
Esa comunidad, a pesar de los movimientos misioneros, es una cristiandad cerrada. Vive un clima de inseguridad material y mental, tiende a la simple reproducción y sospecha de todos aquellos que, consciente o incoscientemente, parecen amenazar ese frágil equilibrio. Semejante inseguridad genera un modo de pensar maniqueo que anula todos los matices, todas las medias tintas, y condena las posiciones intermedias, lo cual termina por engendrar un autoritarismo que sacraliza a las "autoridades" (auctorictates) y un sentido jerárquico que hace de toda tentativa para escapar a las situaciones fijadas por el nacimiento un pecado contra el orden querido por Dios. En caso de impridencia o accidente una parte considerable de la sociedad es empujada hacia la marginalidad: la mendicidad, la vagancia, o el crimen. Por sus estructuras económicas, sociales e ideológicas, la sociedad medieval es una gran productora de marginados.
Los marginados en el Occidente medieval
Jacques le Goff
Dios habría podido hacer ricos a todos los hombres, pero quiso que hubiera pobres en este mundo para que los ricos tuvieran ocasión de redimir sus pecados.
Patrología Latina
Jacques-Paul Migne
No hay comentarios:
Publicar un comentario