El lector es un ser que necesita ocio igual que necesita aire para respirar; vive alejado de los negocios. Si no encuentra ocio, se lo tomará en cualquier circunstancia. Cuando los padres notan que en su hijo hay un lector digno de ese nombre esconden los libros, apagan las luces. No puede pasarles desapercibido que la participación del niño en la vida diaria va disminuyendo, que su laboriosidad, su atención e incluso su conducta marchan de mal en peor.
A la vez crece el impuslo instintivo que lleva a emprender tanto excursiones ideales como excursiones fantásticas. Este impuso echa raices en la vida cotidiana; pone en peligro el mundo real.
La Emboscadura. Ernst Junger.
La Emboscadura. Ernst Junger.